EL MAÑANA NO ESTÁ A LA VISTA - Capitulo 8


Debo de confesar que mi canción favorita de Tokio Hotel es Rette mich, o era hasta la hora del concierto que ofrecieron en Berlín, aquella vez en pleno concierto Bill explicó:
-          Esta canción que voy a cantar a continuación, no estaba en un principio incluida para que formara parte de esta gira. Es una canción que refleja muy bien nuestra vida, la vida de nosotros cuatro, hay veces que por mas que nos duela tenemos que alejarnos de las personas que mas amamos – y en ese momento hizo casi una imperceptible pausa para mirarme, como siempre, fijamente a los ojos – es por eso que esta noche esta canción es tan especial para mi.
En ese momento comenzaron a tocar 1000 meere,  fue un momento hermoso. Porque si algo tengo que reconocer en Bill como un profesional es su entrega y sentimiento en cada canción. La canción era perfecta, la distancia en nuestra relación podía ser nuestro peor enemigo, pero hasta ahora la habíamos vencido a pesar de todo.
                El concierto terminó, y uno imaginaria que los chicos estarían cansados, pero resultaba todo lo contrario, parecía que tenían mas energía que nunca. De pronto llamaron a Bill y a Tom, a lo lejos pude ver a una mujer, que supongo que era su madre y a un hombre que la acompañaba. Se abrazaron y salieron un rato. Al regresar los hermanos parecían un poco mas calmados.
-          Ale ¿te gustó el concierto de esta noche? Fue especial para ti – dijo Tom mientras se sentaba a un lado de Ale.
-          Sí, claro se que fue con una dedicatoria especial para mi. – Contestó Ale, siguiendo el juego a Tom.
Y así pasó una semana mas, entre conciertos y entrevistas aquí y allá. Después fuimos a unos MTV en Italia, yo estaba muy nerviosa ya que en la vida había asistido a esa clase de eventos y algo me decía que me aburriría muchísimo. La cuestión es que mientras los chicos desfilaban por la alfombra, Ale y yo junto con el resto del equipo pasábamos por la parte de atrás del lugar. Al llegar ocupamos una mesa redonda, y al llegar los chicos nos empezaron a ofrecer bebidas. La noche fue avanzando y vimos como desfilaban una y otra vez los artistas que entregaban o recibían algún premio. Tokio Hotel se llevó dos. La idea era que después del evento todos fueramos al la fiesta que se ofrecería después; pero apenas me puse en pie me di cuenta que tantas deliciosas bebidas me habían mareado, tanto que Bill tuvo que detenerme como pudo porque estuve a punto de caer al suelo.
                No había mas, Bill salió conmigo y con el guardaespaldas hacia la camioneta, nos dirigimos al hotel, los demás fueron a divertirse.
-          ¡Pero si yo quiero ir a la fiesta! – le trataba de decir a Bill aunque se me dificultaba hablar – ¡Yo quería bailar!... espera… a mi no me gusta bailar.
-          Jajaja ok no te preocupes ya casi llegamos – me dijo Bill que parecía divertido.
-          Nooooo pero yo quería bailar contigo… ¿Tu bailarías conmigo?
-          Umh creo que en una fiesta como esas no, no sería conveniente.
-          ¿Por qué no?
-          Pues digamos que podrían vernos y luego…
-          ¡Ya! ¡ya entendí! A ti no te conviene que nos vean juntos porque te da pena.
-          Jajaja no, no digas eso – se acercó y tomo mi cara entre sus manos, mientras me hablaba y me miraba a los ojos – creo que mas bien a la que le daría pena sería a ti, por lo mal que bailo. – Y me beso muy suavemente, cuando nos advirtieron que ya habíamos llegado al hotel.
Bill me ayudó a subir y me llevó hasta mi habitación. Allí deshizo la cama y me ayudo a acostar.
-          Es mejor que descanses – dijo mientras me cubría. Yo de un brinco me paré.
-          ¡No! ¡No quiero! – y me abracé como pude a su cuello – Yo quiero bailar.
-          Pero no tengo idea de cómo bailar
-          Shhhhhhhhh – en ese momento por efecto del alcohol, quiero suponer, yo escuchaba música, así que sin soltar ni un poco a Bill empecé a moverme lentamente y el me siguió el paso, así, en silencio. Lo tenía tan cerca, que podía sentir su respiración en mi cuello, cálida y con un ritmo suave. Mientras lo abrazaba del cuello, el me llevaba por la cintura.
Hasta que llegó un momento en el que sentí que de seguir así, me quedaría dormida entre sus brazos, y aunque a idea era agradable, en ese momento, mejores planes me vinieron a la mente. Me despegué de él y lo miré, él me devolvía la mirada pero no decía nada, y me resultaba imposible tratar de adivinar sus pensamientos. De pronto me fui al baño, me metí debajo de la regadera, quería estar despierta y consciente, para estar con él. Bill me siguió y sólo miraba, hasta que pasado un rato, fue a sacarme.
-          Vas a enfermarte – tomó una toalla y me sacó del baño – ¿Estás loca?
-          Tal vez – dije tiritando de frío – un poco.
-          Hay que buscar ropa seca – dijo Bill, dirigiéndose hacia una de mis maletas.
-          No, tampoco quiero eso – dije y lo detuve del brazo.

Él se quedó de frente a mi sin saber como reaccionar, entonces yo me abalancé nuevamente sobre él y lo besé, él me respondió pero retiró mis manos de sus cuello y me alejó.
-          Estás mojada y puedes resfriarte.
-          No me importa – dije y otra vez lo besé, esta vez lo agarré de los hombros, pero obtuve la misma reacción.
-          Buscaré ropa seca para ti – en ese momento sentí el rechazo como un golpe en el pecho y me senté sobre la cama.
Él buscaba entre mi ropa y sacó una de mis pijamas. Yo sólo lo observaba y por un momento sentí que mis ojos iban a llenarse de lágrimas, pero no quería que él viera eso.
-          Aquí está tu ropa, ahora creo que lo mejor es dejarte sola para que te cambies y descanses – su tono era mas serio que de costumbre.
-          No voy a cambiarme.
-          ¡Vamos, no seas necia!
-          No lo voy a hacer, vete a descansar. Anda.
-          A ver – y soltó un gran suspiro, mientras hacia como que arreglaba la ropa, agarraba valor para lo que iba a hacer – sólo te piso que cooperes, que esto no es fácil para mi ¿ok?
Comenzó entonces a sacarme el vestido muy lentamente, podría decir que aquello era algo casi erótico, aunque no era la situación. Quedé solo en el bra y la panti, y era curioso, porque no me miraba a los ojos, pero tampoco me miraba los senos o alguna otra parte del cuerpo, simplemente me quitó la ropa mojada y me puso la seca. Me llevó de nuevo a la cama sin mas palabras, me recostó y cubrió. Se dirigió a la puerta y apagó la luz.
-          ¡No te vayas! – grité – quédate conmigo sólo esta noche.
En ese momento cerró la puerta. Sin prender la luz se dirigió hacia la cama, se quitó algo de ropa y se acostó junto a mi, con sus brazos me envolvió. Aquello me daba tranquilidad, sentirlo junto a mi, me hizo conciliar el sueño, aquella noche.
                Mientras tanto en la fiesta, Georg y Gustav bebían y hacían algunas bromas. Tom estaba por ahí con una chica que acababa de conocer, y eso era lo que tenía a Ale sentada en un rincón con la mirada fija sobre él y la chica. Cuando Tom se acercó a la mesa.
-          Nos vemos mañana chicos – dijo Tom dirigiéndose sólo a Georg y a Gustav – yo me voy al hotel.
-          ¿Con quién te vas? – dijo burlonamente Gustav.
-          Con…
-          Yo me voy contigo dijo Ale – que de inmediato se paró y tomó su bolso.
-          No, pero… tu puedes irte después – dijo Tom sorprendido.
-          No, pero quiero hacerlo ahora, estoy cansada – insistió Ale.
-          Pero Ale, ¿Por qué no te quedas otro rato mas con nosotros? – dijo Georg, tratando de convencer a Ale.
-          ¡Dije que me voy contigo Tom!
-          Cómo quieras… - dijo Tom y fue hacia donde estaba la chica, le pidió que lo siguiera, la chica miraba con desconcierto a Ale, y Ale la miró de arriba abajo.
Así los tres se montaron en la camioneta, Ale adelante y Tom y la chica atrás. Ale podría mirarlos por el retrovisor, y reconocía inmediatamente el coqueteo de Tom, el coqueteo que ella había conocido antes.
-          ¿Quién es ella? – dijo la chica a Tom, refiriéndose a Ale.
-          Una amiga de Bill – dijo Tom, respuesta que enfadó a Ale.
-          Yo, no soy amiga de Bill, yo fui amiga de Tom, así como tu estás con él, yo estuve igual hace unos meses, y mira ahora. Dentro de unas semanas seguro le dirá lo mismo a otra chica.
-          ¿Qué? – dijo la chica que estaba asombrada.
-          No, no es cierto Andrea.
-          Yo me voy – dijo la chica y ordenó al chofer que para - ¡Párese! Que aquí me bajo.
-          ¡Andrea! – gritó Tom por la ventanilla, pero no obtuvo respuesta – Vámonos – dijo al chofer.
Al llegar al hotel, Tom le recriminó a Ale.
-          ¡Estarás contenta!
-          Pues no realmente.
-          ¡Entiende que no somos nada! ¡Que tú no eres la dueña de mi vida!
-          Y no pretendo serlo – dijo Ale y se retiró a su habitación. Pero aquella noche ya había dejado a Tom sin aventura.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando viene otro capitulo del fan fic.!!

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