- No te preocupes – dije – sólo estaremos aquí un par de semanas, no es tanto.
- Yo quiero que te sientas cómoda.
Las cosas en el cuarto de Tom eran distintas.
- Tienes que cargar con tantas cosas? – le decía Tom a Ale
- Es sólo lo necesario
- Ten en cuenta que Bill tomó la habitación mas grande, así que creo que tendrás que hacer una elección, o terminaré durmiendo en la sala – bromeaba Tom, pero a Ale parecía no hacerle tanta gracia.
Pronto todos llegamos a un acuerdo. Y a los chicos se les ocurrió que esa misma noche podríamos ir de fiesta, así que todos nos arreglamos para salir. Tom manejaba una camioneta, y Ale iba adelante con él, Bill y yo íbamos en la parte de atrás. Otra camioneta, nos seguía muy de cerca, eran los guardaespaldas.
Llegamos a un antro, y entramos por la parte de atrás, de inmediato se encargaron de llevarnos a la zona VIP, al parecer los chicos eran conocidos ahí como buenos clientes, ya que se deshacía el personal en atenciones con ellos. Nosotras afortunadamente comenzábamos a dominar el alemán, aunque ciertamente en algunas ocasiones nos trabábamos y ellos nos ayudaban a darnos a entender.
Estábamos en una mesa los cuatro bebiendo, cuando llegó un chico alto y rubio, de inmediato y afectivamente Tom y Bill se pararon a darle un abrazo, después nos lo presentaron:
- Chicas – dijo Bill – les presentamos a Andreas, nuestro mejor amigo desde hace años.
- Bueno en realidad, nosotros lo adoptamos, nadie lo quería – Tom bromeaba.
- Hola chicas – nos extendía la mano para saludarnos - ¿Qué tal les va con este par?
- Jaja ya sabes, tenemos que soportarlos… -contestó Ale.
Al paso del tiempo, los tragos comenzaron a circular con mas rapidez, y sin querer la conversación estaba entre Bill, Tom y Andreas, nosotras simplemente estábamos ahí escuchando. Ale me hizo la seña, de que fuéramos a bailar a la pista, generalmente no me gusta tanto bailar, pero en esta ocasión accedí. Cuando Bill se dio cuenta, me dirigió una mirada fuerte, pero no dijo nada.
Bajamos a la pista, comenzamos a bailar entre nosotras, pero en un antro aquí o en Alemania, si ven a dos chicas solas bailando, es inevitable que los chicos se acerquen, para ver que hay. Así que dos chicos uno alto, de cabello rizado y un poco largo; y otro un poco mas bajo de cabello corto y castaño, se nos acercaron bailando. Nosotras en un principio tratamos de seguir bailando, pero se volvió imposible cuando se pusieron en medio de las dos.
- Hola soy Dalmir ¿tu como te llamas? – me decía el chico de cabello rizado y rubio.
- Ivanna, pero estoy con…
- Ok te invito un trago –me dijo muy decidido.
- No pero, no vengo sola.
- Ya lo sé, pero no te preocupes, que de tu amiga se encarga Klaus.
Ya mas alejada de mi, estaba Ale, con el otro chico, que por lo que sabía se llamaba Klaus.
- ¡olvídalo! Pierdes tu tiempo, si crees que conmigo vas a liarte esta noche.
- ¡Hey! Sólo déjame invitarte un trago, para conocernos.
- No quiero conocerte, no me interesas – y Ale, dio media vuelta.
En la parte de arriba, Tom y Bill ya no nos perdían de vista, Andreas lucía incómodo y solo los observaba. Sentí la mirada de Bill que me penetraba. Después vi como Klaus jalaba bruscamente del brazo a Ale, y de inmediato Tom bajó y se abrió paso entre la gente, que ni siquiera se percataba de quien los empujaba, Bill y Andreas bajaron detrás de él, y fue cuando vieron a Bill que la gente se percató de quienes estaban entre los invitados aquella noche.
- ¿No te das cuenta estúpido que ella no quiere ir contigo esta noche? – le gritó Tom a Klaus.
- ¿Y tu quien demonios eres? – contestaba Klaus.
- ¡Vámonos Tom, por favor! – Ale quien estaba sumamente nerviosa, le suplicaba a Tom, tomándolo del brazo, pero Tom parecía no escucharla.
- Jaja no espera, tu eres una de las niñas de Tokio Hotel ¿no?
- Mira idiota – Tom estuvo apunto de lanzarse encima de Klaus pero Bill y Andreas lo detuvieron. Los guardaespaldas ya estaban cerca.
Para ese momento el lugar entero se había paralizado, Bill y Andreas sacaban a Tom, pero antes Bill me miró con agudeza y yo corrí para irme con ellos, Bill me tomó del hombro y me puso delante de él, pero dirigió una última mirada a Dalmir antes de que saliéramos del lugar a toda prisa. Andreas subió a su auto, y Bill tomó el volante de la camioneta, ya que Tom estaba lo suficientemente enojado como para estrellar la camioneta en cualquier muro.
Ale miraba con preocupación a Tom, quien ni siquiera volteaba a verla, tenía la mirada clavada en el asiento del conductor, con el ceño fruncido y apretando los labios, golpeando con el puño levemente.
- Tom, ¿quieres dejar de hacer eso? – dijo Bill – me pones nervioso.
Tom no contestó nada, sólo dejó de hacerlo. Bill y yo estábamos sumamente nerviosos, a pesar de que todo ya había pasado.
Al llegar al departamento, Tom se metió a su cuarto.
- Esperen aquí chicas – nos dijo Bill con tono severo, y fue a seguir a su hermano.
- ¿Qué ibas a hacer Tom? – decía Bill a su hermano.
- No quiero, que me digas nada Bill. Ya sé que no estuvo bien, pero ese tipo… y ella que... – Tom no podía ocultar su ira.
- Lo sé, Ivanna también, me sorprendió…
Al salir del cuarto de Tom, Bill me llamó:
- Vamos Ivanna, tenemos que hablar.
Entonces Ale corrió al cuarto de Tom, él estaba sentado en la cama, con las manos entrelazadas y mirando al suelo.
- Tom, por favor, no te pongas así.
- No me gusta que me vean la cara de estúpido – dijo Tom - ¿por qué diablos, tenías que bajar a bailar?
- Perdón pero me gusta bailar, y me estaba aburriendo horrores ahí – se exasperó Ale.
- Si, ¿Quién te dijo que era divertido estar conmigo? – Tom se paró y se quedó mirando la ventana.
- No, amor. No podemos pelear por algo tan estúpido, yo rechacé al bobo ese, porque no me interesa, tu lo viste, él fue quien me jaló – se acercó a Tom y comenzó a acariciarle la cara – por eso bajaste, porque ibas a defenderme.
En ese momento Tom volteó y tomó el rostro de Ale entre sus manos, y la besó con fuerza y ansias, con el sentimiento de haber cometido un arrebato y con miedo de perderla.
- Ivanna ¿de verdad tengo que decirte que las cosas en Alemania son peores que en otro lugar? ¡aquí nos conoce todo el mundo! – me dijo Bill.
- ¡Esos tipos se acercaron a nosotras, y no sabíamos como quitárnoslos de encima!
- ¿Por qué seguías hablando con el tipo si tanto te molestaba?
- Ok, Bill no voy a pelear contigo, simplemente no lo voy a hacer.
Y comencé a arreglar la cama y a prepararme para dormir. Bill sólo me miraba, sin saber que decir. Me metí a la cama y me dispuse a dormir, Bill se acomodó a mi lado y acariciaba mi vientre.
- No quiero pelear – me decía Bill – sólo que sé que para ti no es fácil acoplarte a esto, pero debemos tener cuidado. Y además de eso, quizás no te lo había dicho pero, soy muuuuuuy celoso, no me gusta verte con nadie mas.
- No me celes, no me gusta, no tienes porque hacerlo, jamás te traicionaría.
Ya no dijo nada, comenzó a besar mi cuello, y a acariciar mi cuerpo, yo no pude hacer otra cosa mas que corresponder a sus caricias, y tuve el impulso de subirme encima de él, así lo hice y Bill se acomodó sobre sus espaldas, y me quitó con delicadeza el ligero camisón que traía. Nos deshicimos de toda la ropa que nos sobraba e hicimos el amor. Bill es muy tierno, pero también es capaz de una pasión que a muchos sorprendería, a mi me sorprende…
A la mañana siguiente, como Bill y Tom despiertan tarde, Ale y yo nos aventuramos a salir a caminar un rato, a conocer el lugar en el que estábamos, (jeje al parecer nosotras aun no entendíamos que ya no podríamos llevar la misma vida de antes). Íbamos caminando lentamente y observando todo cuando de pronto:
- ¡Hey! Eres tu – era Dalmir, que salía a pasear a su perro.
- No sé quien eres – traté de disimular.
- ¡Vamos! No juegues… oye no eres alemana, tu acento no es… - agarré a Ale y traté de que siguiéramos caminando.
- No espera… oye tu eres la chica de Klaus
- ¡Yo no soy la chica de nadie! – contestó Ale con enojo.
- Esperen… les invito un café.
- No podemos – dije.
- ¿Qué? ¿Las reprimen sus chicos?
°m0nIqUe°
1 comentarios:
ooh maricon porke no se deja d molestar ¬¬
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